Los gatos monteses, denominados también “tigrecillos de monte” sobreviven al espacio y el tiempo. Las condiciones y cambios climatológicos en su hábitat poco a poco van terminando con la especie una de las más significativas por sus características y contribución depredadora.
“Estos animales están el peligro de extinción por tanto en vez de matarlos tenemos la obligación de protegerlos y devolverlos a su habitad natural”, aseguró Lisperguer.
EXTERMINADORES SIN CASTIGO
Durante los meses de enero y febrero, en los municipios de Sacaba y Quillacollo, se originó la muerte de decenas de animales. Ovejas, gallinas, patos y conejos aparecieron sin vida al interior de sus corrales. Comunarios del lugar atribuyeron su muerte a tres gatos monteses. Uno de ellos fue cazado.
“En el caso del tigrecillo se ha hecho la denuncia ante el Ministerio Público que debe investigar la muerte del animal y dar con el responsable quien debe comparecer ante la justicia”, afirmó la directora de la Madre Tierra de la Gobernación, Cinthia Vargas.
Según Vargas, estas especies de animales están protegidas por la Ley de Medio Ambiente 1333 que en uno de sus artículos principales instruye a las autoridades tomar los recaudos necesarios para mantener el ecosistema y cuidar su hábitat. La denuncia presentada la última semana de febrero continúa sin resultados.
“Hay protección para los animales de vida silvestre. La obligación de las autoridades es denunciar ante la instancia que corresponde cuando se da este tipo de hechos”, insistió.
EN ZONAS URBANAS
Lisperguer explicó que la presencia de este tipo de animales en zonas urbanas, se debe a los cambios en su hábitat. Las inundaciones, calor, falta de alimentos y otros factores externos, los obliga a salir de su ecosistema.
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