PERSONAJE | UN PERRO SE HA CONVERTIDO EN UN ÍCONO DE LA LUCHA DE POTOSÍ, QUE HA SALIDO A LAS CALLES PARA LOGRAR RESPUESTA A SUS DEMANDAS POSTERGADAS.
¿Quién es Petardo? De la noche a la mañana pasó de ser un perro callejero, un mestizo entre miles con el típico pelaje de perro del altiplano concebido para soportar heladas, el frío de la noche andina, el hambre, la sed y las peleas frecuentes a dentellada limpia, a encabezar las demandas de los ciudadanos potosinos que se manifestaron hace unas semanas en la ciudad de La Paz.
Entró a la selecta lista de perros en el mundo que se han convertido en una figuras políticas. En ella figuran Loukanikos (“Salchicha”), el perro de las protestas griegas, y Negro Matapaco, el defensor de los estudiantes chilenos durante las protestas de 2012. Pero Petardo no cree ni en la fama ni en la fortuna. Vive al día. Y en ese día a día está dispuesto a acompañar a quiénes hoy son su familia.
El perro Petardo se unió a los marchistas potosinos a su paso por la población orureña de Caracollo. Vio a la multitud y sin pensarlo mucho se juntó a ella, dice que se encandiló con lo aguerrido de los potosinos y porque, a pesar de los ánimos enardecidos, no faltó quien le hiciera caricias.
Para esta entrevista lo encontramos descansando, disfrutando del sol de las alturas potosinas, luego de un buen almuerzo de lawa de maíz. Todavía se recupera de su agitada llegada a Potosí, de los dos balines, de los chorros de agua a alta presión y de las asfixiantes atoradas con gas lacrimógeno que sufrió en La Paz. Pero al final de la “guerra” de casi cuatro semanas fue recibido como un héroe y confiesa que, aunque no sabe su edad, tanta atención lo ha agobiado y ahora prefiere recuperar fuerzas.
El perro llegó en un bus, acompañado de los universitarios que participaron de las protestas en La Paz, y luego tuvo un histórico baño de multitudes que han propuesto que se le haga una estatua. Pero probablemente lo que lo hace más feliz es el haber encontrado al fin una familia propia, a la que se suman miles de personas, que no van a olvidar su lealtad y compañerismo.
OH! ¿Podría decirme quién es Petardo?
Soy un perro como cualquiera de los que caminan en las calles de Bolivia. No sé quién es mi padre, pero sé que tengo muchos hermanos. Nací abandonado, no sé cuántos años tengo. Nunca tuve un dueño. Crecí buscando comida en los basurales y peleando cada día por sobrevivir. No me considero especial, no tengo ninguna ínfula, ni ninguna doble intención (cómo he escuchado que han dicho de mí), no pertenezco a nadie pero al mismo tiempo soy de todos los que me demuestran cariño. El cariño y la lealtad es algo que a los perros nos sobra.
OH! ¿Por qué decide integrarse a la marcha de COMPCIPO?
Te soy franco, yo vi una multitud y decidí seguirla por si alguien me echaba un hueso. Pero cuando sentí la emoción de la gente, sus ganas, su energía, su desesperación por lograr respuestas, ya no pude dejarlos. Me envolvió el sentimiento que tenían los potosinos de reclamar lo que ellos consideran que les pertenece. Y que yo considero que el gobierno de Evo debía darles hace mucho, porque les hizo promesas para ganar sus votos. Además amo a los jóvenes, y los jóvenes eran los que le daban fuerza a la movilización, los que estaban adelante soportando gases, balines, patadas, manguerazos...
OH! Usted fue alcanzado por la represión de la policía, ¿no le dio miedo seguir en la marcha?
Cierto, los pacos me apuntaron directo con la manguera del carro Neptuno y me dieron unas manguereadas que en mi vida me han dado. En realidad nadie me había bañado hasta ese día (muestra sus colmillos en una suerte de sonrisa), y también agarré un cachorro de dinamita y lo sacudí pensando que era un juguete, me quemé el hocico y no pude comer durante varios días. ¿Qué tonto no? Pensé que en algún momento la Policía estaba jugando, pero he aprendido que los verdes no juegan, cumplen órdenes.
Después de la mojada del Neptuno me dolieron mucho las costillas, yo creo que querían matarme, pero soy un perro duro de roer. Igual pasó con los balines, y con los gases. Sobre todo con los gases. Yo los sentía, y eso que los perros tenemos un olfato cientos de veces más agudo que los humanos, nuestro hocico es súper sensible. Pero aguantaba y luego hasta me daban risa y ganas de volver a la primera línea de batalla. Me daba la misma risa que le dan al Presidente las demandas de Potosí. Cada uno ríe a su manera. Y dicen que el que ríe al último ríe mejor.
OH! ¿Es cierto que está vinculado a la derecha?
Es cierto que tengo una pata derecha. Eso es todo lo que sé de la derecha. Lo que pasa es que ahora, cualquier protesta que se haga contra el Gobierno dicen que está orquestada por la derecha, pero no. No soy de derecha. Tampoco soy de izquierda. Soy un perro leal.
OH! También se ha hablado de otro Petardo, otro perro que estaba en las manifestaciones...
Claro, es mi compadre. Habemos muchos Petardos en Bolivia. Estamos en todas partes.
OH! Dicen de usted que es federalista, ¿pero no está más cercano a ser un anarquista?
No me gustan las “istas”, creo que son como las razas de los perros. Si no fuera por los humanos, todos los perros seríamos iguales. No habría ni más lindos ni más feos, ni más finos ni más chapis. Seríamos perros. Y la gente nos querría por eso. Con las “istas” pasa lo mismo. Los humanos se dicen derechistas, izquierdistas, anarquistas, o federalistas, y al final son sólo humanos. Iguales todos. El problema es cuando algunos humanos asumen el poder y se sienten superiores a otros humanos. Y quieren imponerse como sea, aunque le pongan a eso nombres que quieren disimular las intenciones y que generalmente acaban en “ista”. Yo no soy federalista ni anarquista ni nada, soy un perro. Eso sí, también quiero eso del vivir bien.
OH! ¿Qué planes tiene ahora?
No me voy a mover de Potosí. Es mi ciudad. Amo a su gente, y sé que ellos me aman a mí. Pero hay algo muy importante, yo no soy el único. Hay miles de Petardos en Bolivia. Están en la calle, es cuestión de abrir los ojos y estirar la mano para hacerles una caricia. Y no son sólo machos. Las hembras son las más aguerridas, son aquellas que paren a sus cachorros en las calles, que tienen que alimentarlos y defenderlos. Somos miles de Petardos que estamos caminando, observando, acompañando a los bolivianos. Y aunque vivimos día a día, sin planes, sabemos que los humanos no pueden vivir así y que necesitan estabilidad, sentirse apoyados, escuchados. Creo que eso ahora no está pasando. La verdad, preferiría que antes que un monumento los amigos potosinos hagan un lindo albergue para perritos abandonados. Ellos inspiran esa frase que dice “vida de perros”, y que me parece discriminatoria porque tenemos esa vida por culpa de los llamados “humanos”.
OH! ¿Qué opina de haberse convertido en una figura pública y que lo conozcan incluso fuera de las fronteras?
Yo vivo en mi mundo de perro. Quiero tener un cobijo, cama y una comida. Y sobre todo quiero tener cariño, quiero darle mi vida al humano que me ame. Acompañarlo siempre. No me interesa nada más. Entiendo que los jóvenes potosinos hayan sentido un apoyo en mí. Son mis humanos, los defendería hasta la muerte. Pero no me importa ser famoso, no creo en la fama, ni en la fortuna, ni en nada que no pueda oler de cerca.
OH! ¿Personalmente tiene alguna meta?
Quiero conocer una linda hembra potosina y tener muchos Petardos. Quiero que se escuche lo que Potosí tiene que decir, quiero que haya muchos albergues para perros abandonados, quiero que los perros en la calle puedan conseguir alguien que los quiera. Y quiero acompañar la próxima marcha, cuando la haya si es que tengo fuerzas, porque creo que uno puede morir por lo que ama si es necesario. Ah! Y no quiero tener frío ni hambre ni pulgas nunca más en mi vida.
¿Qué habría contestado el perro Petardo en una entrevista? Nos dimos la libertad de imaginar un poco y este es el resultado
Quiero conocer una linda hembra potosina y tener muchos Petardos. Quiero que se escuche lo que Potosí tiene que decir, quiero que haya muchos albergues para perros abandonados
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