Chicharro tiene cinco años, "es cariñoso, juguetón y travieso, como un perro normal”, según Alcoba. El can no acullica como las personas, que después de masticarla y sacarle el jugo, la botan. Chicharro come la coca, pero no por hambre ni cansancio, menos adicción, pues recibe todos los cuidados sanitarios de su dueño. Simplemente le gusta coquear. Después de masticar, como si la hoja de coca fuera más dura que un hueso, se la traga.
En el ambiente laboral de su dueño, que trabaja en un aserradero en la población tarijeña de Yacuiba, el can observó curioso cómo un ayudante acullicaba y se acercó a él, como diciéndole que le pase unas hojas. "Cuando le ofreció, le gustó. Desde ese día cada que coquea el ayudante, Chicharro va a su lado para compartir el pijcheo”, dijo Alcoba.
En el video se puede observar que Chicharro recibe las hojas de coca, las masca y luego se las traga. Lo curioso es que ya pasaron tres años desde que las probó y ahora el animal las busca cuando, al parecer, se antoja.
Actualmente, Chicharro vive en Yacuiba. Su dueño Cirilo Alcoba Meneses tiene 72 años y se dedica a afilar cuchillas para el aserradero. Su ayudante de trabajo pijchea, acullica o coquea mucha hoja y fue de él que Chicharro copió el gusto. Cirilo Alcoba, el dueño, no mastica coca por su avanzada edad y problemas de salud. Padece diabetes. Chicharro es su único y consentido perro.
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