Investigadores del Hospital General de Massachusetts, Estados Unidos, realizaron un estudio sobre este tipo de comportamiento en el que revelaron que esta conducta es algo normal.
Los expertos realizaron un análisis a un grupo de mujeres que tenían al menos un hijo de entre 2 y 10 años y que tengan al menos un can durante más de dos años.
La evaluación consistió y filmar imágenes de sus niños y mascota dentro de su hogar, para posteriormente responder un cuestionario sobre la relación con sus hijos y su perro.
Posteriormente, los investigadores realizaban una resonancia magnética a los dueños y madres con el objetivo de evaluar el agrado y las emociones que demuestran al ver las imágenes de sus hijos y mascotas.
Los resultados revelaron ciertas diferencias y similitudes en las que el cerebro relaciona las imágenes de los hijos y los perros casi de la misma manera.
Los investigadores agregan que la acción es absolutamente normal, ya que las personas muestran afecto, cariño y sensibilidad con el simple hecho de observar las imágenes, ya que ambos (hijos y mascotas) son parte de su familia.
Según Randy Gollub co-autor del estudio, los resultados de la investigación pueden generar nuevas hipótesis que ayudan a explicar “las complejidades subyacentes en la relación humano-animal”.
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