Las ranas y sapos se alimentan, generalmente, de mosquitos y moscas. Evitan la proliferación de insectos, especialmente en época de lluvia.
Estos anfibios se alimentan de los insectos y plagas que de alguna manera son perjudiciales para el ser humano.
Las ranas y los sapos se constituyen en controladores biológicos de los insectos y otro tipo de plagas.
Con este control de plagas se puede prevenir la transmisión de enfermedades que propagan los mosquitos, por ejemplo en el trópico de Cochabamba.
FACTORES La pavimentación de las calles y la reducción de los espacios verdes está ocasionando la disminución del número de anfibios, porque ya no hay charcos ni áreas naturales.
Actualmente no se ven muchos anfibios en la ciudad, a no ser en el lecho del río Rocha y en la laguna Alalay.
En las áreas verdes, donde antes habitaba, un número significativo de ranas y sapos, ahora hay muy pocos ejemplares.
Otro factor que incide en la disminución de los anfibios es la contaminación de los espacios naturales como las áreas verdes, lagunas y cursos de agua.
Incluso en el río Rocha, por la contaminación extrema que existe, se ven pocas especies de ranas. Antes se podía apreciar ranas de diferentes tamaños y distintos colores.
El rococó, una especie de sapo grande en Bolivia, ha casi desparecido de las ciudades urbanizadas.
Antes se podía apreciar esta especie de sapo en los jardines de las viviendas, incluso en el Casco Viejo.
Para recuperar las especies de anfibios se debería priorizar la ampliación de áreas verdes, lo que permitiría tener espacios más grandes donde habiten estos anfibios.
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