El teniente Israel Cossío Mamani, jefe del Centro de Adiestramiento de Canes Detectores de Droga (CACDD), reconoció que el narcótico no fue detectado por los policías porque estaba impregnado en barro terapéutico, en un galpón del aeropuerto de Viru Viru, en Santa Cruz, listo para ser enviado a Europa a mediados de 2006.
El can insistió tanto que su guía tuvo que llevar una muestra de la sustancia al laboratorio, donde dio positivo a cocaína. Se detuvo a 18 personas y se frustró el traslado de la droga. El cooker es uno de los 282 perros antidrogas egresados del CACDD desde 2001.
Estadística. De acuerdo con el ministro de Gobierno, Carlos Romero, entre 2006 y 2014 los canes antidrogas dieron 1.202 alertas y ayudaron a decomisar 14,7 toneladas (t) de narcóticos. También a aprehender a 3.147 personas.
En el CACDD, instalado en El Paso, cerca de la ciudad de Cochabamba, se mantiene en reserva la identidad de los canes porque son presa de narcotraficantes que toman revancha, como ocurrió en la frontera con Brasil donde mataron a un perro antidrogas.
Bolas, un can detector, halló una tonelada de droga en Puerto Quijarro y tras el festejo de su guía se fue a dormir. Al día siguiente apareció colgado dentro de su jaula. Desde entonces se mantiene el anonimato de guías y perros antidrogas. Chichu y Zulu emprendieron las primeras tareas de búsqueda de estupefacientes, fueron los primeros perros egresados del CACDD.
Los canes eran entrenados empíricamente y no todos, de raza. El centro evolucionó y ahora es un referente en la región. Según el oficial, antes los perros parían y eran instruidos en grupo, “como ovejas”, corrían detrás de la pelota, ahora el trabajo se lleva adelante particularmente, con cada uno. El trabajo de los animales egresados obtuvo resultados sorprendentes.
Por ejemplo, el 20 de noviembre de 2013 un can pastor belga malinois encontró cocaína en las cuentas de dos rosarios, en la inspección de paquetes a ser enviados a España desde Cochabamba. “El guía revisó y no halló nada, pero el perro insistía; era una caja con dos rosarios y estampas religiosas en medio de la ropa”, dijo Cossío.
Las cuentas eran de madera y ante la insistencia del can, el guía perforó una cuenta y halló cocaína, las otras contenían entre un gramo y dos. La persona que enviaba el paquete fue detenida.
En febrero de este año, un golden retriever, en un control móvil realizado en Cobija, encontró en un vehículo la sustancia controlada que prácticamente era invisible a la vista de los uniformados.
Chasis. “Había presunción del transporte de droga y los efectivos de Umopar revisaron las llantas, bauleras, motor y otras partes, pero no hallaron nada. Cuando el can hizo la revisión final, encontró la droga en el chasis, camuflada en la parte baja del parabrisas donde estaban tres kilos con 500 gramos de cocaína”, destacó el Director del CACDD.
Los canes trabajan junto a sus guías en aeropuertos, puestos fronterizos y en controles móviles. La mayoría de las confiscaciones se realiza en terminales aéreas, donde no solo se halla droga en encomiendas, sino también en equipajes y el cuerpo de personas.
Cossío recordó a su can Walker, su compañero de trabajo cuando él era guía. Lo acompañó casi diez años en las faenas. El perro hizo hallazgos singulares como el descubrimiento de un tragón de marihuana. “En la revisión de equipaje empezó a sacudir la ropa de una maleta y a botarla, le corregí porque eso estaba mal, pero algo pasaba. Hice bajar al pasajero del avión, era un francés que negó cualquier irregularidad”, indicó.
El oficial supuso que la ropa estaba impregnada de droga, por lo que llevó al francés al hospital para que le saquen una radiografía. “No había nada, pero en la parte de abajo, cerca del estómago, existía un gusanito y es que se introdujo por el ano nueve cápsulas de marihuana”, la décima se rompió encima de la ropa y esta irregularidad fue detectada por Walker.
El can, un pastor alemán negro, murió tras cumplir 13 años. Se jubiló casi a los diez años y Cossío, como muchos oficiales antidrogas, se llevó al perro a casa para que pase sus últimos días.
En el CACDD los uniformados tienen una instrucción diferente a la de otras unidades policiales porque no manejan un arma para el desempeño de tareas, son acompañados por un perro, un ser vivo al que deben instruir en el trabajo.
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