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domingo, 28 de abril de 2013

Biólogos se unen para salvar a los murciélagos del país

Para algunos, los murciélagos son vampiros “chupasangre”. Para otros, son “ratones con alas” que contagian enfermedades. Pero las apariencias engañan. Apartados de estos prejuicios, un equipo de biólogos bolivianos se unió hace 15 años para revertir la mala fama que ganaron estos mamíferos y, de esa manera, salvar a las 132 especies registradas en el país.

El Programa para la Conservación de Murciélagos de Bolivia (PCMB) surgió al notar que los únicos mamíferos que pueden volar no eran tomados en cuenta en el campo científico y que, pese a su aporte fundamental para el equilibrio de los ecosistemas, tienen una imagen negativa entre la gente.

“Los murciélagos son ecológicamente importantes . Participan en varios procesos, como la regeneración de bosques con la dispersión de semillas, la polinización de las flores y la eliminación de plagas de los cultivos o de insectos que transmiten enfermedades al hombre, como el dengue y la malaria”, explica Isabel Moya, coordinadora departamental del PCMB.

El aporte benéfico de estos animales no sólo es investigado por este equipo de profesionales y voluntarios, sino que también es difundido en colegios y en las mismas comunidades donde residen estos mamíferos, que están en permanente amenaza.

Raquel Galeón, investigadora del PCMB, evoca que cuando visitaron la gruta de San Pedro, en Sorata, donde habitaban años atrás diversas especies, fueron testigos de cómo la intervención de las personas en la caverna afectó a esa población animal.

“Al principio, la gente fue muy susceptible con nuestra presencia, pero después de explicarles las características de cada especie cambiaron su forma de pensar y ahora ya no los eliminan como antes; más aún, los consideran como un atractivo para los turistas”, dice la bióloga.

Durante los talleres educativos que realizan para sensibilizar a la gente, muestran fotografías de murciélagos que viven en la zona para que aprendan a diferenciarlos, pero también hablan de sus características, su comportamiento, su alimentación y su estado de conservación.

La destrucción de sus hábitat, la deforestación de bosques, los conflictos que se generan con el murciélago-vampiro y las creencias populares erradas hicieron que actualmente una especie, la Lonchorhina aurita, esté en peligro de extinción” , otras seis sean catalogadas en la categoría de “vulnerables” y seis más se encuentren “casi amenazadas”.

“Afectan mucho los ataques de la gente a sus refugios y las creencias de que la sangre de murciélago es buena para la epilepsia, lo que es falso. La mala percepción de la gente, que cree que son violentos, causa el vandalismo en sus refugios”, dice el investigador Oswaldo Parablal.

Tres pilares de trabajo

Además de abordar el campo de la investigación y la educación, el PCMB, que también opera en Cochabamba, Sucre y Santa Cruz, realiza proyectos para promover la conservación de los murciélagos.

“Al investigar sobre las diferentes especies y difundir esta información a la gente para capacitarla, también se promueve la conservación. Y ése es el objetivo de este programa: tener un impacto en ese campo”, dice Moya.

Fue así como participaron en la elaboración del Libro Rojo de la Fauna Silvestre de vertebrados de Bolivia, con la creación de un Plan de Acción para la Conservación de las Especies Amenazadas de Murciélagos de Bolivia, para que puedan ser recuperadas.

Uno de los resultados de esas acciones es que en una cueva de San Matías, en Santa Cruz, donde se encuentra la única especie en peligro de extinción del país, se creó un área protegida, que incluso fue declarada el Santuario Municipal Ecológico San Juan del Corralito, donde se controla el ingreso de personas que alteren las poblaciones de murciélagos.

Y aunque son muchas las razones por las que este equipo de biólogos persevera en su labor de conservar las especies, también promueven el control adecuado de murciélagos hematófagos que, por su tipo de alimentación, atacan el ganado y a los animales domésticos.

Estos murciélagos, también denominados vampiros, viven en colonia junto a sus pares insectívoros, nectarívoros y frugívoros. Así que cuando un grupo de comunarios intenta eliminar la especie calificada de dañina también mata a otras que contribuyen al equilibrio ecológico.

Moya explica que para reducir los hematófagos lo recomendable es capturarlos, identificar la especie y, si se tratara de un vampiro, aplicar sobre su espalda una pomada denominada vampiricida y dejarlo libre.

Este grupo en particular se caracteriza por acicalarse entre ellos para reconocerse y sociabilizar. De esa manera, si consumen el veneno impregnado en su cuerpo al momento de lamerse, morirán, pero sin afectar a las demás poblaciones de murciélagos.

“Este control lo deben realizar personas capacitadas. Nosotros proponemos el control letal si esta especie afecta al ganado de una comunidad y así promovemos la conservación de especies que cumplen papeles importantes en el medio ambiente”, añade la especialista.

Estas estrategias y recomendaciones son planteadas en revistas especializadas, publicaciones científicas, cartillas, libros y cuentos ilustrados, con los que llegan a diferentes grupos de personas con información útil sobre los murciélagos.

Constatar que las personas cada vez se interesan más en este mamífero es un aliciente para estos biólogos, que no descansan en su misión de investigar las diversas especies y en dar soluciones para conservarlas en su entorno natural.

Acciones en campo
PCMB Actualmente el Programa para la Conservación de Murciélagos se replica en 19 países de Latinoamérica y el Caribe, bajo los mismos pilares de la investigación, la educación y la conservación de este grupo de mamíferos.


Contacto Para participar en el proyecto de turismo educativo y visitar los sitios habitados por murciélagos, contactarse con Alterna Tours al 2-201366 ó 725-03868; o en swww.alterna_ecotours.com.



Proyecto promueve turismo científico
El Programa para la Conservación de Murciélagos de Bolivia y la empresa Alterna Tours crearon un proyecto que fusiona el turismo científico con la conservación de los murciélagos, con visitas a los lugares donde habitan.

“Bajo la línea de turismo científico especializado, hemos creado un programa de turismo educativo, con el que buscamos dar a conocer ‘in situ’ el trabajo de conservación realizado por biólogos especializados”, explica Álvaro Morón, gerente de Alterna Tours.

En estos viajes, que duran dos días, se enseñan las precauciones para manipularlos y se muestran los equipos que se utilizan para capturar e identificar a los ejemplares.


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