Estas simpáticas y tímidas avecillas son conocidas en nuestro medio como curucutas ó tortolitas (Columbina talpacoti), frecuentan lugares donde abundan restos de comida que el hombre acostumbra dejar: migas de pan, cereales, semillas y no desdeña insectos. Comparte su hábitat con las palomas y gorriones (pichitancas).
Se lo puede ver desde México hasta el norte de la Argentina. Es muy desconfiada, emprende vuelo ante la presencia del hombre y de felinos como los gatos. Anida entre las ramas de los árboles y en lugares altos donde es difícil acceder. La hembra pone dos huevos blancos y muy rara vez tres. La incubación lleva entre 12 a 13 días y los polluelos nacen sin plumas.
Su vuelo es rápido, directo y con movimientos vigorosos. Su plumaje toma el color de la tierra, de ahí que tiene la facultad de confundirse entre las hierbas y rocas. Los machos ostentan un color terroso vivo con algunas manchas oscuras, en cambio el plumaje de la hembra muestra un gris con contrastes en la cabeza y la cola.
Lo más notable de la tortolita es que nunca anda sola, siempre se la ve en pareja, formando pequeños grupos, si por alguna eventualidad desaparece el compañero, ésta no soporta la soledad y si no encuentra otra compañía vivirá aislada del grupo y condenada a morir sola.
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