Dentro de una estructura arquitectónica moderna, un manto de robles de más de 50 años de antigüedad alberga senderos de plantas tropicales que dan hogar además de mariposas, a colibríes, palmeras y orquídeas que son ya sello propio del Jardín Botánico.
Por el clima subtropical de Miami, este conservatorio es de los pocos en el mundo que está abierto todo el año y en él se reproduce el hábitat de las especies que exhibe.
“El Jardín Botánico Fairchild compra las mariposas en forma de crisálidas que provienen de granjas de mariposas que las crían de manera sostenible. Generalmente, estas granjas trabajan con familias y organizaciones comunitarias en diferentes áreas”, dijo la bióloga Gabriela Orihuela, responsable de la oficina de Marketing y Comunicaciones del Fairchild.
Orihuela precisó que antes de adquirir una mariposa se aseguran de que el huevo y la larva no hayan sido capturados del medio ambiente.
La bióloga destacó que, por regulaciones del Departamento de Agricultura de EEUU, este conservatorio no puede liberar, ni intencional ni accidentalmente, las especies que alberga porque pueden potencialmente atacar la agricultura o las plantas nativas.
Por ello, siguiendo las regulaciones federales, el conservatorio tiene en las vías de acceso sistemas de aire y de dobles puertas para evitar que las mariposas escapen.
Un laboratorio
El conservatorio comparte espacio con la llamada Villa Científica, un centro de investigación de las diversas especies de lepidópteros (mariposas y polillas), que cuenta con laboratorios de alta tecnología.
El recinto incluye un laboratorio de metamorfosis de mariposas que los visitantes pueden observar desde unos ventanales en los que se exponen las crisálidas de mariposas y polillas.
“Cuando nos llegan las crisálidas pasan al laboratorio de metamorfosis. Algunas especies se demoran dos o tres días, otras una semana. Por ejemplo, acabamos de tener la polilla más grande del mundo, que se demoró dos meses en salir”, explicó la bióloga peruana.
El Fairchild apoya la educación científica y en su Villa alberga también laboratorios para la conservación de plantas tropicales como orquídeas o palmeras; de ADN, para estudios de conservación y biodiversidad, y uno de macrofotografía que permite a los científicos de todo el mundo estudiar online las especies al mínimo detalle.
Dos veces al día el personal del conservatorio libera las nuevas mariposas como parte de un programa del jardín botánico de interacción con sus visitantes.
Las mariposas en este conservatorio, al provenir de bosques tropicales, se alimentan de frutos que caen de los árboles y al entrar en proceso de putrefacción emiten un olor que las atrae.
“El suelo de los bosques está lleno de hojarasca, por eso estas mariposas se camuflan para sobrevivir. Así tenemos especies como la morpho, que es de un azul brillante, pero cuando cierra las alas tiene el mismo color de una hoja seca, así desaparece y reduce las posibilidades de ser predada por otro animales”, señaló Orihuela.
Especies exóticas
La función de la mariposa adulta es básicamente reproducirse porque se ha alimentado mucho cuando era una larva u oruga. “Por ejemplo, en el conservatorio tenemos la polilla llamada atlas, que no tiene aparato bucal porque no se alimenta. Generalmente una mariposa vive sólo una semana, salen al mundo a reproducirse”, detalló.
Orihuela explicó que generalmente en el medio en el que se desarrollan las mariposas hay plantas “hospederas”, que no las tienen en el conservatorio del Fairchild porque con ello fomentarían la reproducción.
“Como estas especies son exóticas, no pertenecen a Florida, no se pueden reproducir ya que su proliferación ocasionaría un desequilibrio en el medio ambiente”, apuntó.
Entre las especies que libremente vuelan en las instalaciones del conservatorio están las heliconius (oriundas de la zona central de Sudamérica); la búho, que tiene un ojo en sus alas para ahuyentar a los depredadores, o la idea (en inglés conocida como paper kite, cometa de papel).
Asimismo, la más popular es la morpho azul, pero también la más rara de encontrar en una exhibición, que es la morpho blanca.
Orihuela destacó que si bien es cierto que los lepidópteros han desarrollado en cada etapa de su vida mecanismos para defenderse de predadores naturales como aves, lagartijas, serpientes, monos insectívoros o murciélagos, “el mayor peligro es el hombre por la colecta indiscriminada y el deterioro del hábitat provocado por la reducción de los bosques tropicales, la tala y la contaminación”.
El Jardín Botánico celebra en 2013 sus 75 años de fundación desde que el doctor David Fairchild creara este espacio tras haber trabajado con el Departamento de Agricultura de EEUU como el primer explorador de plantas tropicales, una misión que le llevó a diversos países en busca de especies comerciales para la agricultura como la soya y el mango (EFE Reportajes ).
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