La caza fue autorizada por el Instituto Brasileño del Medio Ambiente y de los Recursos Naturales Renovables (Ibama).
El animal no es nativo de la región. Se trata de una especie exótica que llegó a Brasil hace un siglo desde Europa, vía Argentina y Uruguay.
Algunos ejemplares huyeron y se reprodujeron en tierras brasileñas. Actualmente están en distintas partes del país, especialmente en el sur y en la Amazonia.
“Algunos son criados en cautiverio, pero muchos viven libres. Provocan daños a la biodiversidad, atacan a otros animales e incluso a humanos. Estudios comprobaron que no tienen depredadores naturales, por eso se convirtieron en una plaga”, explicó a Tierramérica la bióloga del Instituto Maria Izabel Gomes.
Paralelamente se llevará un registro de las personas que participen en la cacería planificada. “Sin embargo, es importante recordar que sólo pueden cazarlos las personas inscritas en el Ibama”, aclaró Gomes.
La introducción de especies no nativas en cualquier región genera un desequilibrio que puede derivar en daños a la biodiversidad.
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