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miércoles, 20 de marzo de 2013

El tapir, dispersador natural de semillas

El tapir o anta (Tapirus terrestris) es considerado un jardinero de los bosques porque cumple funciones básicas para la renovación del ambiente, se encarga de transportar las semillas de las plantas de un lugar a otro. Así, sin saberlo, es responsable de la regeneración de las poblaciones de varias plantas de su hábitat. En Bolivia, este mamífero, categorizado como especie vulnerable, se recupera gracias a la creación y manejo de las áreas protegidas.


Esta especie es de gran tamaño y llega a pesar hasta 300 kilos. Tiene la piel gruesa de color plomo marrón, es de pelo pequeño y desde la nuca hasta su frente sobresale una fila de pelo más alto que se llama “crin”. Tiene el cuello grueso y la cabeza ancha y alargada, la terminación de su labio superior en forma de una trompa (probóscide) corta y flexible que usa a manera de órgano táctil y le ayuda a ramonear. Sus extremidades son cortas y muy fuertes, las patas delanteras tienen cuatro dedos terminados en cascos cortos y gruesos, mientras que las traseras sólo tienen tres dedos, cuenta el biólogo Guido Ayala de Wildlife Conservation Society (WCS), quien estudia a los tapires por más de 12 años.


Semilleros


Los tapires son ramoneadores y frugívoros. Su dieta consiste en hojas, vegetación acuática, brotes de plantitas y frutos que caen en el suelo. Por ello, es una especie que ayuda a la dispersión de semillas de las plantas dentro de su hábitat.


Ayala explica que el anta, al comer los frutos, come la pulpa y traga la pepa, después camina distancias largas y defeca en sitios lejanos expulsando la pepa con una masa que le sirve de abono, la cual germinará.


Distribución


El tapir se lo encuentra desde Venezuela hasta el sur del Chaco Paraguayo, el norte de Argentina y sur de Brasil. En Bolivia tiene una distribución amplia, vive en La Paz, Beni, Pando, Cochabamba, Santa Cruz, Chuquisaca y Tarija. Se lo encuentra por debajo de los 1.840 msnm. Las tierras bajas son el hábitat primordial de esta especie, dice Ayala.


Según datos de WCS, el Gran Paisaje Madidi-Tambopata (noreste de Bolivia y sudeste del Perú) es una de las reservas de tapires más importantes del continente donde se estima que hay 14.540 individuos.


Así, investigaciones de esta misma organización (WCS), realizadas por más de 10 años, confirman la importancia de las áreas protegidas para la conservación de esta especie, donde gracias al control no tienen fuertes amenazas y las poblaciones van aumentando.


Ágiles nadadores


Los tapires viven en un radio de entre 3 y 3.6 kilómetros cuadrados donde hacen sus dormideros y letrinas. Son de hábitos predominantemente nocturnos y en el día se ocultan en el bosque para descansar. Viven dentro de chipazones –enmarañados de plantas–. Tienen buen oído y olfato que les permite percibir la presencia de extraños. Cuando se asustan tienden a correr rápida y violentamente, metiéndose por lugares entreverados o se lanzan estrepitosamente al agua donde son ágiles nadadores. Además, por su peso, ellos van caminando tranquilamente por debajo del agua, aguantan casi un minuto, explica el biólogo.


Es una especie relacionada con el agua, pues está emparentado con los hipopótamos, comenta Ayala. Como tienen el cuero grueso y en los lugares donde viven hace calor necesitan estar siempre en el agua para controlar su temperatura corporal y para liberarse de los insectos y parásitos, explica. Hay unas moscas que tienen trompa como los mosquitos, llamados tábanos, que cuando pican hacen pasar la tela más gruesa. Cuando los tábanos pican mucho a los tapires, ellos corren a meterse al agua para perderlos, añade.


Salitrales


Los tapires tienen problemas de digestión pues comen plantas y hojas, las cuales tienen muchos taninos, unas sustancias difíciles de descomponer. Por ello, necesitan regularmente ingerir minerales o arcilla para mejorar su digestión. Así, cada diez o doce días, ellos recorren grandes distancias para ir a los salitrales, que son como aguas estancadas donde la tierra es rica en minerales, especialmente en sal. Además de tomar esa agua, ellos se revuelcan y en su cuerpo se forma como otro cuero de barro, eso es para evitar que los tábanos les piquen, finaliza Ayala.


Las áreas protegidas ayudan a la conservación del anta

Tras doce años de estudios sobre el tapir o anta (Tapirus terrestris) realizadas por investigadores del Wildlife Conservation Society (WCS) en el Gran Paisaje Madidi-Tambopata (noreste de Bolivia y sudeste del Perú) comprobaron que las áreas protegidas son muy importantes para la conservación de esta especie a nivel continental, pues a lo largo de este tiempo la población de antas fue incrementándose y algunas amenazas se redujeron.
El tapir, categorizado como especie vulnerable, tiene como principales amenazas la  cacería y la destrucción de su hábitat; pero en los últimos años, gracias a la creación, gestión y control de las diferentes áreas protegidas (Madidi y Pilón Lajas –en Bolivia– y Bahuaja Sonene y Tambopata –en Perú–) lograron disminuir significativamente la presión fuerte de la cacería hacia esta especie, señala Guido Ayala, biólogo del WCS.
“En los años 80 y 90 esta especie fue cazada principalmente para aprovechar su carne, y el año 2000 los lugareños comentaban que ya no veían tapires por la zona; pero hoy en día se pueden apreciar antas dentro de esa área, como en el Valle de Tuichi donde antes había una intensa actividad maderera y los trabajadores los cazaban”, comenta Ayala.
Actualmente, su principal amenaza es la destrucción de su hábitat, pues se están destruyendo los bosques para cultivos (en Santa Cruz), se está deforestando o extrayendo madera (La Paz y Pando).
Metodología
A lo largo de estos años, un equipo compuesto por los biólogos Guido Ayala y María Viscarra trabajó en la zona fundamentalmente con dos metodologías: Transecta de observación directa (caminata a través del bosque, por una senda, en busca del animal) y el uso de trampas cámara, las cuales capturan imágenes del animal de forma automática (gracias a un sensor infrarrojo). Así, gracias a este trabajo, se estima que en el Gran Paisaje Madidi-Tambopata –una de las reservas de tapires más importantes del continente- hay 14.540 individuos.
Datos desde 2001
Los datos calculados con trampas cámara en la región, desde 2001, indican que las áreas protegidas están contribuyendo efectivamente a la conservación y, en algunos casos, a la recuperación de tapires y otras especies. En el valle del Tuichi, dentro del Parque Nacional Madidi, se pudo comprobar el incremento de sus poblaciones comparando los datos de abundancia de tres muestreos realizados en 2001: 1,8 eventos independientes/100 noches trampas cámara; en 2002: 2,9 eventos independientes/100 noches trampas cámara; y en 2008: 6,3 eventos independientes/100 noches trampas cámara), explica el artículo “Estudios sobre el tapir amazónico confirman la importancia del Gran Paisaje Madidi-Tambopata” que se encuentra en la página web de WCS.
Amenazas
La pérdida del hábitat y la cacería insostenible, asociadas al desarrollo inducido por las obras de infraestructura, la extracción ilegal de madera y la actividad minera, pueden poner en riesgo la salud de sus poblaciones. Por ello, es fundamental asegurar la conectividad de los ecosistemas entre las áreas protegidas y otras unidades de gestión territorial, así como apoyar a las comunidades indígenas en el manejo sostenible de la caza y en el desarrollo de alternativas económicas, señala el artículo en el portal de WCS.

El Gran Paisaje es diverso
El Gran Paisaje Madidi-Tambopata se ubica al noroeste de Bolivia y al sudeste del Perú, en el flanco oriental de la cordillera andina, abarcando una superficie de 110.000 kilómetros cuadrados. Se caracteriza por su variedad altitudinal (entre 180 y 6.100 msnm), topográfica y climática, lo que ha dado lugar a la existencia de una diversidad de plantas y animales y a un alto número de especies endémicas. Se estima la presencia de 12.000 especies de plantas vasculares, 1.100 especies de aves (el 11 por ciento de todas las aves del planeta) y cerca de 300 especies de mamíferos.

WCS PROTEGE LA VIDA SILVESTRE
Wildlife Conservation Society (WCS) es una organización mundial fundada en 1895 y dedicada a la conservación de la vida silvestre y los paisajes naturales. Su experiencia de trabajo, a lo largo de más de cien años, ha contribuido a generar conocimientos científicos relevantes sobre la fauna silvestre, a proteger especies en situación vulnerable y a promover la creación y gestión de áreas protegidas en diferentes lugares del mundo.
Las acciones de conservación de la vida silvestre plantearon la necesidad de abordar diferentes temáticas, desde una perspectiva integral, relacionadas con la investigación, el monitoreo, la gestión territorial, la salud de los ecosistemas, el desarrollo de capacidades locales para el manejo de recursos naturales y el fortalecimiento de los sistemas de gobernanza.
En Bolivia
Las actividades de WCS en Bolivia se iniciaron en los años sesenta con las investigaciones realizadas por William Conway sobre los flamencos andinos de la laguna Colorada, en la Reserva de Flora y Fauna Andina Eduardo Avaroa.
A partir de 1995, el trabajo de WCS se enfocó en el desarrollo de acciones de conservación en la región del Gran Chaco y los bosques secos de Santa Cruz, contribuyendo a la creación y gestión del PNANMI Kaa Iya del Gran Chaco. Asimismo, desde 1999 a la fecha, WCS se encuentra ejecutando el Programa de Conservación del Gran Paisaje Madidi-Tambopata, cuyos esfuerzos han permitido incrementar los conocimientos científicos y fortalecer las capacidades locales para la gestión territorial.

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