Allí conviven más de 50 especies de aves que fueron víctimas del comercio ilegal en Cochabamba y que, gracias a un trabajo en conjunto con las autoridades, actualmente se reproducen en las mejores condiciones de vida posibles en el centro dirigido por Antezana.
Faisanes plateados, dorados, loros, ladies, tenebrosos, gigi, patos silbadores, cacatúas australianas, pavos reales, híbridos de Nueva Zelanda, guacamayos militares (Ara militaris), pájaros diamantes, son algunos de los tantos ejemplares que coexisten y que alcanzan a 280 en total.
“Aquí vienen científicos de todo el mundo. Tenemos especies muy raras como por ejemplo la Paraba Frente Roja (Ara rubrogenys) que es un loro en peligro de extinción y que sólo hay en Cochabamba. También protegemos a la Amazona Tucumana que es nativa del norte de la Argentina”, explica Antezana.
Marcelo recalca que ese espacio no es un lugar de entretenimiento, sino de creación de conciencia y educación. De hecho, es la primera vez que decide abrir las puertas al público, por lo cual trata de cuidar a las aves ya que no están acostumbradas al tumulto.
“Este centro de acogida de aves cuenta especialmente con loros que son decomisados en diferentes lugares del departamento.
La Alcaldía tiene un registro de los animales que hay aquí, todo es bajo un control. Yo no soy el dueño de estos animalitos, ellos corresponden al patrimonio nacional, son de todos los bolivianos”, dice el dedicado a las aves.
En todo momento, Marcelo Antezana se comunica con las aves, les habla, les susurra y las acaricia.
Es muy valorable la labor de este amante de la naturaleza, pues el lucro no está dentro de sus intereses.
En los primeros años de creación, la casa de campo se llamaba Agroflórico, cuando sólo se cultivaban plantas, pero con esta iniciativa proyecta denominarla Centro de Educación Ambiental. En ese sentido, en el lugar también se cultivan flores y plantas únicas en el mundo tales como orquídeas, epidendrum y bromelia, entre otras.
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