Según el WWT, se trata de una especie de la que se conoce "muy poco" ya que se dio por desaparecida en 1991, cuando tuvieron lugar los últimos avistamientos y pasó a ser considerada como extinta. En 2006, añade, personal del Peregrine Fund (TPF, por sus siglas en inglés), localizó "contra todas las expectativas" unos 13 ejemplares en un pequeño humedal a unos 300 kilómetros del punto donde habían sido vistos por última vez.
A continuación, la búsqueda se amplió a otros lagos de la zona pero al no encontrarse ningún otro porrón malgache, se concluyó que la población total a nivel mundial se reducía a una veintena de ejemplares concentrados en una única ubicación.
Así, entre enero de 2010 y diciembre de 2012 los investigadores estudiaron varias poblaciones de esta especie en torno a cuatro lagos al norte de la isla de Madagascar y descubrieron que, aunque la proporción de nidos construidos con éxito (el 76 por ciento) y de salida del cascarón (el 89 por ciento) era similar a la mostrada por otras especies de porrón, la tasa de mortalidad era "extremadamente alta", con un 96 por ciento de polluelos que no pasaban, de media, de los 21 días de vida.
"MUEREN DE INANICIÓN"
Como responsable, el estudio subraya lo "inadecuado" de los lagos estudiados como hábitat para el porrón malgache. Sus aguas, "demasiado profundas", convierten la captura de invertebrados como las larvas de mosca de Caddis, la base de la alimentación de esta especie, en una tarea "muy difícil" para los ejemplares más jóvenes, que mueren de "inanición".
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