Hace  mucho tiempo que hay acuarios en Santa Cruz, pero es la primera vez que  se funda un club de ‘acuariofilia’, en el que definen la actividad como  un arte que busca recrear un ecosistema. Son casi 20 integrantes y 75  los siguen en Facebook 
 
                                                              
  
Texto: Javier Méndez Vedia Fotos: Clovis de la Jaille y Agapito Paco 
  La  ‘acuariofilia’ no es una enfermedad, sino una pasión. Este neologismo,  aún desterrado de los diccionarios, significa gusto desmedido por los  acuarios. Desde hace un año existe un club de ‘acuariófilos’ reunidos en  el Club Cruceño de Acuariofilia, que comenzó, como es típico, entre  amigos que tenían la misma afición por los peces. Parece que la vida de  Jaime Romay, como la de los demás fundadores, girase en torno a los  acuarios, las variedades de peces y los que crecen en agua fría, aguas  tropicales y agua de mar.  
Sí, peces marinos, corales y hasta anémonas.  
 Los tiene el cirujano dentista Daniel Chay. Los  zoanthus o corales simples que compró en Estados Unidos lucen  saludables. Se los llama también roca viva. “Si se les quita la luz de  un lado, se sueltan y van donde haya luz”, explica Chay. En su acuario  retozan un pez cirujano azul (vaya coincidencia) y un pez ángel  emperador.  
  
Chay es uno de los más recientes integrantes del Club Cruceño de Acuariofilia, que cumplirá un año de existencia el 22 de mayo. 
Tiene 15 integrantes que se reúnen cada dos sábados, aunque gracias  al Facebook ya deben sumar 75 personas registradas. Según Rodrigo  Talavera, su vicepresidente, la finalidad es realizar contactos con la  mayor cantidad posible de personas que compartan este gusto en todo el  mundo. 
Estos aficionados están convencidos de que su actividad es un arte,  puesto que requiere no solo conocer a los peces, sino también el manejo  de las plantas, porque el arte consiste en balancear las distintas  variedades hasta conformar un pequeño ecosistema autosustentable. 
Hasta ahí, el concepto queda corto, porque se debe alcanzar la  belleza, o en palabras del admirado japonés Takashi Amano, el fundador  del acuarismo zen, “una composición que provoque emociones en el  observador. Se trata de un arte vivo, y el acuario es el lienzo donde se  plasma”. Es lo que ha logrado Cristian Zegada, que ha instalado un  estanque dentro de su sala. Luce ahí sus carpas koi, que son peces de  agua fría muy resistentes.  
 
José Zambrana tiene varios acuarios en su oficina. Dos peceras llaman la  atención. Una es la que contiene cíclidos africanos. Vienen desde el  lago Malawi, que tiene aguas profundas. Eso confiere a los cíclidos  características que combinan las de peces de agua dulce con las de peces  de mar. Son peces muy territoriales, por lo tanto agresivos.  
 
En un acuario especial están los betta o peces luchadores de Siam. Miden  entre 4 y 5 centímetros, pero ostentan vistosas y amplias colas. Cuando  dos machos se encuentran, luchan hasta la muerte. Por eso están  separados por vidrios. Aún así,cada tanto intentan agredirse.  
La variedad que manejan los ‘acuariófilos’ es grande, aunque  reconocen que Argentina y Brasil son los lugares con más experiencia en  el continente. Pero acarician un sueño: que Bolivia concurse en el  torneo de Amano -el más conocido del mundo- por primera vez. Será con un  acuario de plantas amazónicas. Más que el monto fijado como premio ($us  12.000) lo que interesa es el prestigio de participar.  
 Anémonas. Se mecen tranquilamente, pero al menor descuido atrapan un pez con sus tentáculos. Viven en el mar 
 
 
 
 
 
 
 
   Algunos consejos    
Para empezar 
Se deben seleccionar peces sencillos de criar. Entre los más  resistentes están las carpas. Es buena idea conocer primero a los gupies  (Poecilia reticulata), porque se reproducen con relativa facilidad. 
 
Ambientación 
Se debe intentar la recreación de escenarios naturales de la manera más cercana posible al hábitat original. 
 
Convivencia 
Siempre se debe preguntar a los entendidos qué especies pueden  convivir con otras. Los cíclidos africanos, por ejemplo, no pueden ser  colocados con otros peces, puesto que son muy territoriales y agredirían  al resto. 
 
Oxígeno 
Muchos principiantes creen que basta con poner a los peces al  agua. Es vital que tengan un suministro de oxígeno. La bomba más  sencilla se consigue en Bs 30 en comercios locales. 
 
Ecosistema 
Las plantas deben aportar oxígeno y los excrementos de los  peces deben nutrir a las plantas. Así, el cuidado del acuario se hace  más llevadero. 
 
Invierno 
El calentador es imprescindible durante los surazos, que pueden matar a los peces.  
 
 Terapéutico.  Es conocido el efecto relajante de los acuarios. El ‘acuarismo  cultivado zen’ combina este pasatiempo con la jardinería 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 ‘ACUARIÓFILOS’.  Rodrigo Talavera, Jaime Romay, Daniel Chay y José Zambrana se reúnen  cada dos semanas con los 15 integrantes del club. En Facebook: buscar  ‘Club Cruceño de Acuariofilia’.  
 
 
 
 
 
 
 
 
    Programa     
Desde el mar 
El agua para los peces de mar debe  contener sal marina, que se encuentra en tiendas de Cochabamba. El  calcio es necesario para los corales. La luz es vital. Por eso se  requiere de tubos de neón especiales para acuario. Vienen con diferentes  intensidades, específicas para la cantidad de agua y las variedades de  peces que iluminará.  
¿A concurso? 
José Zambrana quiere concursar en  Japón con este acuario, que contiene la Ammania gracilis, originaria de  Africa, Eleocharis acicularis de Sudamérica y Australia, y la  Glossostigma elatinoides de Nueva Zelanda. Es un acuario plantado  zen–amazónico. Se ha buscado el equilibrio dentro del contraste con el  tronco y las rocas. Peces: zorros voladores y tetra neón.  
Alimentos 
Los peces marinos comen artemis,  que son crustáceos que se importan como huevos. Esos huevos maduran y  los crustáceos recién nacidos se dan a los peces. La mayoría ingiere  larvas de mosquito y a los cíclidos africanos los enloquece el pepino.  Es posible preparar papillas, que varían según las especies. Algunos  llegan a comer de la mano de su dueño.  
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