En la deshumanizada Ciudad de México el conocido refrán “el perro es el mejor amigo del hombre” se invirtió al comprobarse que en 1995, un próspero empresario protegía a cerca de 70 canes, de los miles y miles que viven abandonados en las calles de la capital, según informaba el diario Reforma.
La “hogar de los perros” estaba ubicada en un barrio residencial de Polanco, donde el comerciante en calzados Manuel Rozada decía que comenzó su labor de auxilio canino después del terremoto de 1985, cuando gran cantidad de perros quedaron abandonados.
Los vecinos que estaban molestos por la labor de Rozada, decían que primero comenzó con dos, luego dio techo y alimentos a más de 160 canes, además de seis gatos.
El protector de perros, declaró entonces al diario que: “nunca he querido contarlos, porque a los mejor me asusto y digo que ya tengo muchos. Los que tengo, los tengo bien acomodados”.
Los canes son revisados dos veces por semana por un veterinario y Rozada afirmaba que los alimentaba y mantenía los más limpio posible, pero se negó a dar la cantidad de dinero que gastaba en su labor caritativa.
Sin embargo, los vecinos presentaron sus quejas ante el Ministerio de Salubridad y otras autoridades. Incluso elevaron queja a la Comisión Nacional de Derechos Humanos, debido a las molestias que les ocasionaban los perros, pero no recibieron respuesta alguna.
Según los vecinos, la presencia de decenas de canes provocaba malos olores, multiplicación de moscas, ladridos y peleas feroces entre ellos.
Rozada afirmaba que sus vecinos, ricos como él, debían preocuparse por hacer aportaciones para fundar un asilo de perros.
Las autoridades indicaban al diario que “no saben qué hacer”, pues la ley no especifica nada en atender estos casos.(AFP).
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