Con un poco de molestia Jack, un pastor alemán -manto negro-, deja su canil para dar una entrevista imaginaria a este medio. Sus ocho años de servicio activo parecen haber marcado huella en él, puesto que ya no camina con la misma prontitud y le cuesta responder con rapidez a las órdenes del guía y es que en años humanos Jack tendría más o menos 60 años.
A primera vista se nota que este perro fue un gran ejemplar, puesto que aún su tamaño impone respeto y su forma de actuar lo muestra como un “cabo” muy disciplinado; aunque ahora ya tiene la mirada cansada, el pelaje cano y el ladrido menos audible que el de los demás. Poco a poco comienza a adquirir confianza y Jack nos cuenta que él fue adoptado por la Unidad cuando apenas tenía siete meses de vida, sus antiguos dueños tuvieron que dejarlo en este lugar en calidad de donación puesto que tenían que irse del país y no había posibilidad de llevarlo con ellos. “Fue difícil, al principio, pero luego comencé a pasar instrucción básica y me di cuenta que no era malo seguir algunas reglas”, afirma Jack mientras observa el trabajo de los nuevos cachorros.
Jack paso su vida activa como uno de los mejores, supo destacarse en disciplina, demostraciones y antidisturbios, “yo sólo obedecía órdenes, mis guías solo tenían que dar la señal para que yo hiciera mi trabajo y por suerte me fue bien”, asegura el can. Luego de cumplir con la instrucción básica este ejemplar tuvo la posibilidad de realizar algunos cursos de especialización, donde se distinguió del resto de la manada; es así que hace ya cuatro años fue ascendido a cabo y ahora se encuentra realizando los trámites correspondientes a su jubilación y su ascenso de grado a sargento como corresponde a los canes de esta Unidad. “Ya estoy cansado, la vida de un perro policía no es tan fácil y quiero vivir lo poco o mucho que me queda de vida tranquilo”, finaliza Jack.
Servicio las 24 horas del día
La Unidad de Canes no tiene horario de atención y los perros deben salir a cumplir con sus deberes tanto de día como de noche. El subteniente, Leonardo Orellana Pérez, segundo al mando de esta institución, afirma que a la fecha tienen a su cuidado 30 canes, entre ellos: pastor alemán, labrador retriever, golden retriever, bull terrier y los cockers; eso sin tomar en cuenta la nueva camada de cachorros que nació hace apenas un mes con ocho miembros.
Orellana asegura que estas razas cuentan con muchos atributos que las distinguen del resto, como ser: valentía, inteligencia, abnegación y que por ello forman parte de las brigadas caninas de la Policía en operativos antidroga, antiexplosivos, de búsqueda y rescate, entre otros. Cada perro cuenta con un instructor guía, el cual se encarga de su formación y de velar por las otras necesidades del animal, como ser: su salud.
del canil, alimentación, instrucción y otras necesidades que pueda tener el perro.
El cabo, Pedro Lisidio, es uno de los guías más antiguos, con 20 años de experiencia, y por sus manos pasaron 10 canes, los cuales se convirtieron en verdaderos expertos en demostración y socialización.
En estos años de servicio el cabo Pedro tuvo la oportunidad continuar con su formación en el arte de la instrucción de perros y por eso él es uno de los pocos guías cuya tarea es capacitar a los nuevos designados a dicha unidad, “No es fácil ser instructor puesto que el guía debe ser muy cariñoso con los canes, ser paciente y tener mucha perseverancia con ellos puesto que no aprenden de la noche a la mañana; pero una vez que se logra esta empatía ellos son muy dósiles y fieles”.
Instrucción canina
La formación de estos perros se inicia a partir de los tres o cuatro meses de vida, y es que apenas la hembra da a luz a la nueva camada los guías ya van seleccionando a aquellos ejemplares que podrían continuar con el linaje de perros policías.
El adiestramiento de la nueva camada se realiza por fases, en primera instancia el guía busca congeniar con el ejemplar para luego empezar la disciplina básica.
Por lo general los instructores trabajan con frases cortas y profundas, y en tono elevado, “generalmente usamos palabras en inglés, las cuales son órdenes directas como ser: sit (sentarse), shut up (callarse) y otras. “El animal no entiende frases largas, las órdenes deben ser fuertes y claras para que sean cumplidas de inmediato”, asegura Lisidio.
Es este contacto diario entre el guía y el can que va forjando el vínculo afectivo y que con el paso de los meses y años se hace duradero; por eso no es extraño que cuando llega la jubilación del can sea adoptado por su guía; de esta manera los perros pasan tranquilos los últimos años de vida.
La instrucción del can evoluciona con el paso de los meses, el primer curso que debe cumplir es el de adiestramiento básico, es decir que el perro debe ser capaz de seguir reglas como: sentado, echado, muerto, vuelta, caminar junto al guía y otras.
Jhony Alvis Montaño, instructor de canes, asegura que una vez que el
perro haya culminado el curso de adiestramiento básico y de acuerdo a las aptitudes el ejemplar puede seguir algunos cursos especiales como ser: obstáculos, ataque controlado, disturbios civiles, rescate, detector de explosivos, drogas y otros más.
Muchos de los cuales los realiza el perro en otra organización o incluso en otro departamento.
Es así como el Comando logró capacitar a cinco cabos caniles adiestrados -y sus respectivos guías- en control de artefactos explosivos. Los mismos que cumplieron un buen papel durante la última Cumbre de Río+20, realizada en esta ciudad el mes de junio.
Juegos y trabajo
Según diversas entrevistas, todos los instructores tienen su propia manera de adiestrar a los animales, y es que el trabajo de enseñanza se fusiona en parte con el juego y los perros saben que al final de la faena ellos tendrán su premio. En la mayoría de los casos se trata de una pelota, un trapo o una toalla que muerden con mucho placer, según los guías esa es su presa y por eso tratan de encontrarla. “Son trucos que se desarrollan con los años de práctica” asegura Orellana.
Foster es un perro labrador que con apenas tres años y medio de trabajo es el más destacado de esta manada, y que se podría decir que es la estrella del grupo. Su instructor, Ariel Aguayo asegura que entre las muchas destrezas que ostenta su can está la especialidad de “agilité”, el truco del rengo, salto al cuerpo, salto de vallas y otros obstáculos, además de rescate de personas.
De igual manera el instructor, Franz Choquehuanca, entrenador de Yulie, una perra labrador, asegura que ella tiene la especialidad de ataque controlado; aunque esta técnica es empleada “más como un factor psicológico pues el perro está adiestrado para parecer furioso, muestra los dientes, ladra y pareciera estar completamente exaltado cuando en realidad solo sigue mis órdenes”, asegura su instructor; pero además enfatiza que en caso extremo de ser necesario Yulie atacará a sola orden, pues ella también sabe que debe proteger a su guía. “Todos los perros muerden, pero saben a qué parte del cuerpo deben atacar, -los brazos y las piernas- y además la fuerza que deben emplear en la mordida”, asegura Choquehuanca.
Mantener el ñeque policial El subteniente, Leonardo Orellana, asegura que dicha Unidad también se encarga de mantener el instinto policial en sus animales y ésto lo hacen controlando el cruce de los ejemplares, a la fecha solo dos hembras fueron apartadas para procreación, Kiara y Laica, el resto fue esterilizada por el veterinario de la institución; de igual manera el macho seleccio- nado debe ser el mejor de la raza, solo así los genes pasarán de generación en generación.
“Se observa bien a los canes y solo aquellos que demuestran ser más despiertos, con más aptitudes se convierten en progenitores”, a la fecha la Unidad cuenta con dos nuevas generaciones de pastor alemán, unos de meses y otros de un mes de vida. De esta manera los canes aún mantienen y conservan en alto el nombre de su Unidad, y así como Jack en unos pocos años, ellos podrán retirarse de sus funciones para disfrutar de una vida más tranquila.
No hay comentarios:
Publicar un comentario