Según una investigación científica, las moscas promiscuas inicialmente cortejan a todas las hembras, pero son rechazadas por aquellas que ya han sido apareadas.
Es sabido que las moscas aprenden a identificar a las hembras que han sido apareadas, pero la forma en que lo hacen es un misterio.
El estudio publicado en la revista Nature afirma que las moscas macho huelen una sustancia química llamada feromona, la cual es dejada por otros machos durante el apareamiento.
Los estudios fueron realizados en moscas de la fruta, Drosophila melanogaster. Este insecto es usado ampliamente en estudios genéticos porque se reproduce rápidamente y porque es posible analizar los cambios o las mutaciones presentes en sus estructuras genéticas.
El profesor Barry Dickson y otros científicos del Instituto de Investigaciones de Patología Molecular de Viena, en Austria, llevaron a cabo una serie de estudios para identificar el mecanismo que conduce a este cambio de comportamiento en moscas mayores, el cual las vuelve más precavidas a la hora de buscar pareja.
Feromona
Valiéndose de enfoques complementarios, el equipo demostró que una feromona llamada cVA era la responsable de este comportamiento.
Los hallazgos de esta investigación podrían ayudar al control de insectos transmisores de enfermedades como la malaria.
Las feromonas son sustancias producidas por un miembro de la especie que modifica el comportamiento de otro.
En el mundo animal, a las feromonas se les atribuye la función de advertir el peligro, delimitar territorios o atraer parejas.
En el caso de los machos, la cVA es depositada en hembras durante el apareamiento en lo que parece ser otro ejemplo de “señalización”.
En uno de los experimentos, el equipo de expertos demostró que las moscas macho incapaces de percibir la cVA, ya fuese por una mutación natural o por ingeniería genética, no conseguían distinguir entre hembras apareadas o vírgenes.
En otro experimento se alteraron hembras por medio de la ingeniería genética para producir esa feromona, lo que mantuvo lejos a los machos “interesados”, aun cuando las hembras no habían sido apareadas.
Las moscas macho nacen preparadas para oler la cVA, pero no necesariamente responden a ella desde el principio. Sin embargo, pronto aprenden a asociar el rechazo en el cortejo con la presencia de esa feromona.
Este proceso de aprendizaje está mediado por una potente sustancia química llamada dopamina, que es secretada por sus cerebros primitivos.
En los insectos, esta sustancia afecta una amplia gama de comportamientos incluyendo el sueño, el movimiento, el cortejo y el aprendizaje. En los mamíferos, afecta el cerebro y está ligada a la recompensa. Drogas como la cocaína causan la liberación de grandes cantidades de dopamina (BBC).
El adulterio de las mujeres estaba permitido en Esparta
En la rígida y marcial Esparta, la mujer gozaba de mayor libertad que la ateniense , puesto que no tenía que soportar un grado humillante de reclusión y podía participar en ejercicios gimnásticos y en torneos. En esa sociedad tan austera , y por más que resulte extraño, las mujeres estaban autorizadas a ser adúlteras. La mujer tenía permitida tal conducta solamente si el hombre elegido fuera más alto y robusto que su anterior marido; además, no había reproche ni jurídico ni social si una mujer caía en los brazos de alguien físicamente mejor que su compañero, porque lo físico era lo que prevalecía.
En el antiguo Israel las adúlteras eran envenenadas
En Israel, en la época de Jesús, cuando una mujer era acusada de adúltera, la conducían al templo. Allí los sacerdotes, después de observarla cuidadosamente, le daban a beber un brebaje denominado “las aguas amargas”, que no eran más que un veneno muy poderoso. Si era una mujer bella, le daban el brebaje solamente, sobrevivía y quedaba sirviendo durante un tiempo en el templo. En el caso de no ser agraciada, le daban el mismo brebaje mezclado con cal viva, lo cual dañaba seriamente la mucosa del estómago y hacía que el veneno cumpliera su cometido mortal.
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