La reducción de su hábitat por la expansión agrícola y la escasez de animales y frutos de los que se alimentan han generado un conflicto entre los osos andinos y los campesinos. Expertos ecuatorianos que alertan de esta situación en su país y en varios otros de la región temen la inminente extinción de esta especie.
Se calcula que hay entre 20.000 y 25.000 ejemplares de estos osos en Venezuela, Colombia, Perú, Bolivia, el noroeste de Argentina y Ecuador, donde se les conoce como osos de anteojos.
La principal amenaza a la que se enfrentan, especialmente en Colombia y Ecuador, es la caza por parte de los campesinos en defensa de su ganado, al que los osos atacan debido a la reducción de otras fuentes alimenticias, según el presidente de la Fundación Oso Andino, Armando Castellanos.
“Le he dicho a la gente que están pagando un peaje a lo que hicieron, ahora ven más osos cerca de sus casas porque destruyeron el bosque, sacaron todos los árboles de aguacates, mortiños, higos del bosque”, señaló.
A eso se suma la cacería de las presas naturales de los osos, como tapires, venados y conejos, que ha acabado con la “despensa” de estos grandes mamíferos.
Los osos andinos viven en páramos y bosques tropicales, aunque se adaptan bien a distintos ecosistemas y su dieta también es muy variada puesto que comen desde carroña hasta animales vivos y frutos cultivados, explicó Castellanos.
Algunos machos grandes también atacan el ganado y son responsables, por ejemplo, de la muerte de unas 200 cabezas en las provincias ecuatorianas de Carchi e Imbabura en sólo dos años. “La gente ahí piensa que todos los osos comen ganado”, pero Castellanos subraya que si así fuese “no habría ni una vaca”.
Con las personas son “bien tímidos” y sólo hay informes de algún intento de ataque cuando defienden a sus oseznos, dijo Castellanos, quien añadió que en Ecuador únicamente se han registrado “dos o tres” casos de ataques de osos, contra cazadores que les hirieron.
Los osos de anteojos
Negros con manchas blancas, los machos pueden pesar hasta 200 kilos y de pie pueden medir 2,20 metros de altura, mientras que las hembras son más pequeñas.
Se les conoce como osos de anteojos porque algunos tienen manchas blancas alrededor de los ojos, pero también los hay completamente negros.
Según Castellanos, el andino “es el único oso en Sudamérica, no hay más osos. O sea, el oso perezoso, el hormiguero no son osos, son otros animales pero como los ven felpuditos les dicen osos”. A los osos primero “hay que entenderlos”, subraya el experto, empeñado en dar charlas sobre esos animales para que los campesinos se enteren que no sólo comen carne.
Como posibles soluciones al conflicto, el experto menciona un buen manejo de los pastos y también del ganado, porque las vacas pastan en cualquier lugar y esto para los osos que ya probaron carne es como “decirle a un niño que no toque el dulce”, manifestó.
Sacar del lugar al oso que ataca al ganado no es una solución a largo plazo, comenta Castellanos, acerca de una experiencia en la que un animal regresó tras ser alejado más de mil kilómetros, porque siempre vuelven a donde nacieron.
Matar al oso tampoco resuelve el conflicto pues “ese mismo espacio es ocupado rápidamente por otro que está esperando la oportunidad”, apuntó Castellanos, quien opinó que la única solución es que los campesinos aprendan a convivir con ellos.
El experto sugiere también la reforestación con los mismos árboles que fueron talados y de los que se alimentaban los osos, que dispersan las semillas y mantienen así la diversidad en los cultivos. “Cuando suben a los árboles para comer, abren (espacios) y entra luz, y las otras plantas que no podían crecer empiezan a crecer más”, comentó el biólogo al señalar que el oso también “mantiene la salud del bosque”.
En Ecuador los osos están en todos los Andes, pero los más amenazados, en las provincias de Pichincha, Imbabura y Carchi.
Los hábitos del oso andino
Anatomía Posee cinco dedos con garras largas y curvas no retráctiles, y las plantas de las patas poseen pelos interdigitales que le ayudan a trepar árboles.
Alimentación De hábitos diurnos, solitarios, omnívoros, terrestres y trepadores, su alimentación es predominantemente vegetariana.
Apariencia El hocico es corto, de color café claro o blanco, con manchas blanquecinas que se extienden alrededor de los ojos y la nariz a través de las mejillas, bajando por el cuello hasta el pecho, y que varía mucho entre individuos.
Especie Es la única especie viviente de la subfamilia Tremarctinae y único úrsido de Sudamérica. Se distribuye en la cordillera de los Andes desde Venezuela hasta Argentina.
En Bolivia quedan unos 1.500 osos jucumaris
Se calcula que en Bolivia quedan alrededor de 1.500 ejemplares de osos andinos y se hace poco para preservarlos.
“Aunque muchos ignoran la existencia de este mamífero gigante en Bolivia, o la asumen como una leyenda, el oso andino habita los Andes tropicales donde deja su implacable huella: arrasa con las bromelias, frutas y bayas silvestres porque su dieta es básicamente vegetariana, y construir refugios para vivir y husmeando en dos patas”, describe la periodista Luz Marina Canelas en el portal foro.univision.com.
En varias oportunidades se conoció de campesinos que los atrapan y matan temerosos por su ganado; sin embargo, se sabe que el 94% de su dieta es herbívora y sólo atacan en caso de verse amenazados.
“Hallar a uno de estos bellos ejemplares sin duda es como para desmayarse de la emoción y hasta de susto. Pero, al contrario de lo que comúnmente se cree, este animal, por más grande que sea, es poco agresivo”, agrega Canelas.
Según la bióloga Lorena Araoz, del Centro de Biodiversidad y Genética que trabaja en investigaciones para el Proyecto Oso Andino junto a Ximena Vélez-Liendo, “varias historias se tejen con ellos, pero la mayoría falsas porque se los ha estudiado muy poco en nuestro medio”.
La característica fisonómica principal de esta especie es la marca color blanco o amarillo claro, que puede estar alrededor de los ojos, hocico y/o cuello, por lo que se lo conoce como “oso de anteojos”. Estos patrones de coloración son propios de cada individuo y son considerados la “huella digital” de la especie.
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