Ésa es una de las conclusiones a las que llegan dos personajes íntimamente ligados a la vida del quelonio, el guardaparques Fausto Llerena, que lo cuidó desde 1983, y Stuart Banks, director de la Estación Científica Charles Darwin, con sede en el archipiélago.
Stuart reconoce que la muerte del Solitario Jorge afecta en mayor medida a quienes estaban más cerca de él y si bien es una pérdida lamentada en todo el planeta, sobre todo en el mundo científico, gracias a que la tortuga era considerada como un emblema se prevé que su deceso permita masificar la idea de la importancia de preservar el medioambiente.
“Jorge era muy emblemático, pero hay un montón de otras especies que están amenazadas”, señaló Banks, quien asegura que “es importante tener estos iconos” para seguir con el trabajo.
Y es que esa tortuga ha atraído a científicos a las Islas Galápagos, ubicadas a unos mil kilómetros al oeste de las costas continentales de Ecuador y que es Patrimonio Natural de la Humanidad. Por eso, Banks asegura que hay un “lado positivo” en la muerte de Jorge: “Son todos los programas que se han llevado adelante para proteger y repoblar” de tortugas en islas del archipiélago.
También recordó que la comunidad científica bregó por evitar la extinción de la especie de Jorge, que incluso tuvo un harén a su disposición, con hembras de una subespecie muy similar a la suya.
Al final, los huevos de esas hembras no germinaron, aunque el proceso alcanzó avances que sí lograron ayudar a otras especies.
Incluso, en 2003, se habló sobre la posibilidad de que Jorge fuera clonado, cuando el científico inglés Ian Wilmut, conocido como “el padre de la oveja Dolly”, visitó Ecuador.
Hasta ahora ese sigue siendo un debate en el mundo de las ciencias que no tiene tanto que ver con la tecnología médica, sino con la ética. Por eso es que para Banks la muerte de Jorge deja un mensaje claro: “Hay esperanza, se pueden tomar acciones necesarias (...) para proteger el planeta”.
Su cuidador
Llerena, un guardia de la reserva insular de 71 años que se considera “el padre” de Jorge, o también conocido como George, lamenta lo sucedido. “Es una pérdida grande para el personal, para el Parque Nacional Galápagos, para la provincia de Galápagos y para todo el mundo”.
El domingo pasado, cuando fue a verlo, Llerena notó que el quelonio, de más de cien años, no fue a recibirlo como siempre ni acudió a su llamado. Lo encontró muerto en un sitio de su corral del Centro de Reproducción y Crianza de Tortugas, en la Isla Santa Cruz.
En un mundo donde el hombre y su progreso han conquistado casi todos los espacios, conocer de la extinción de una especie natural es algo lamentable, pero es casi una tragedia “verlo con los propios ojos”, comentó a EFE el funcionario, que guarda luto y deja deslizar lágrimas al recordar a su tortuga.
“Le cuidaba (a diario), le alimentaba, hacía la limpieza” de su espacio y algunos sábados o domingos “le visitaba para ver cómo estaba... Ahora ya no hay quién nos reciba en la puerta” del corral, comentó Llerena que, aunque sabía que este momento llegaría, nunca se preparó para ello.
“Me reconocía perfectamente, me seguía y cuando uno se ponía de pie, él también, alzaba el cuello y abría la boca, como que quería decir algo pero yo no le entendía”, prosiguió.
Como para sobrellevar la conversación, recuerda que en el Centro de Reproducción hay 70 tortugas adultas y más de mil pequeñas, nacidas en cautiverio y con los mejores cuidados, aunque ninguna como George, cuyo cuerpo será embalsamado para presentarlo en un museo en Isla Santa Cruz.
La evolución
Especie Las tortugas gigantes, que pueden llegar a pesar casi 400 kilos y medir más de 1,80 metros, son famosas por haber inspirado la teoría del naturalista británico Charles Darwin de la evolución por selección natural.
Último El Solitario Jorge era el último sobreviviente de la especie Chelonoidis Abingdoni, descubierto hace 30 años en la isla Pinta del archipiélago.
Desaparición Los expertos suponen que Jorge se quedó solo porque en los siglos XVIII y XIX las tortugas fueron alimento de piratas, que se cree sacrificaron hasta 300 mil de estos quelonios, y además introdujeron animales que las depredaron en la disputa por comida.
Hábitat En las Islas Galápagos, ubicadas a 1.000 kilómetros frente a la costa continental, habitan entre 30.000 y 40.000 tortugas de diez especies.
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