Esta situación generó un movimiento inusual en algunas organizaciones nacionales y recientemente la Asociación Armonía, - la cual se dedica a la conservación de las aves en su hábitat natural-, logró que esta especie sea protegida creando una nueva reserva.
La reserva del Loro Pinero cuenta con 44 acres de extensión y entre sus funciones se encuentra la protección del remanente de coníferas Podocarpus más grandes del área, las cuales son de gran importancia para la anidación y la alimentación de esta especie.
S.O.S., AVES EN PELIGRO
Las causas de la reducción poblacional se deben a varios factores, entre las más alarmantes se encuentran la captura del ave para el comercio de mascotas y la segunda es la pérdida de su hábitat.
Raúl Ernesto Rojas, master en manejo de vida silvestre, y Paola Montenegro, encargada de la Educación Ambiental de la Asociación Armonía, afirman que durante la década de los ochenta se capturaron más de 25.500 individuos de esta especie para el comercio internacional de mascotas, una cifra no muy exacta puesto que existe una creciente demanda por el ave para el comercio ilegal.
Pero los cazadores ilegales no sólo se conformaban con apresar a estas aves sino que llegaban a destrozar los nidos para capturar a los pichones, situación que agravó mucho más a esta especie de loro en particular.
EL NIDO BOLIVIANO
En Bolivia, los Yungas Australes o Bosque Tucumano es el único ecosistema en el cual habita el Loro Pinero. Es por ello que hasta hoy existe muy poca información sobre la parte biológica y ecológica de este loro. Por el momento se sabe que esta ave se alimenta de frutos, semillas, botones florales y brotes de algunas plantas de los bosques nublados en estos bosques; con certeza se conoce que consume semillas de Pino del Cerro.
Esta última especie vegetal representaría el 95 por ciento de la dieta suministrada por los loros adultos a sus pichones durante la época de anidación, de ahí que se origina su nombre.
Los profesionales aseguran que esta es una de las especies menos conocidas por el hombre, puesto que no existe mucha información sobre su forma de vida y reproducción; sólo existe un registro publicado de un nido en Chuquisaca, que data de enero de 1942.
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