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jueves, 18 de agosto de 2011

Crean perros fluorescentes para investigar enfermedades

Un grupo de científicos surcoreanos ha conseguido clonar canes modificados genéticamente y con propiedades fluorescentes que podrían ayudar a curar enfermedades humanas y suponer un nuevo avance en investigación médica.

En el exterior del laboratorio dirigido por el profesor Lee Byeong-chun en la Universidad Nacional de Seúl se pueden escuchar los ladridos de los únicos perros clonados del mundo, un hito en la replicación animal solo conseguido entre estas paredes.

Entre ellos se encuentra "Snuppy", un galgo afgano que en 2005 se convirtió en el primer perro clonado de la historia bajo la dirección del polémico investigador Hwang Woo-suk, que dimitió al reconocer que había falsificado datos de investigaciones sobre células madre de embriones humanos clonados.

Ahora este laboratorio de la Universidad de Veterinaria, que fue el centro de todas las miradas de la comunidad científica mundial en 2005, ha cambiado el enfoque de sus investigaciones y se centra en la clonación de perros, una línea de trabajo que se demostró válida y fuera de toda duda.

El último logro del equipo de trabajo del profesor Lee es la creación de un can de raza beagle, nacido en 2009, que revela propiedades fluorescentes al ingerir un antibiótico que activa su piel lumínica, adquirida por manipulación genética.

El animal se llama "Tagon" y bajo luz ultravioleta y un filtro especial muestra una característica única en su especie: refleja una fuerte luz verde que además de atraer la atención del público, podría ser de utilidad para estudiar curas a enfermedades.

Según explicó Lee, igual que a "Tagon" se le activa el gen que provoca el color verde fluorescente de su piel al administrarle un antibiótico, se puede intentar aplicar un procedimiento similar a dolencias humanas, de manera que al tomar un medicamento inductor se activen funciones genéticas cuando se desee, como un interruptor.

El mismo principio inspiró la creación de "Ruppy", otro beagle, cuyo ADN sintetiza una proteína que hace que sus tejidos sean de un color rojo, que a su vez se vuelve fluorescente bajo luz ultravioleta.

Ese color bermellón de "Ruppy" sirve para demostrar que la inserción genética ha funcionado, "como un marcador", detalla Lee en su despacho, lleno de perros de peluche.

El profesor argumenta que la selección de perros como objeto de estudio se debe a que comparten más de 269 genes de enfermedades con los humanos, por lo que pueden servir de modelo de investigación para dolencias como el parkinson.

No obstante, estos experimentos tropiezan con la gran dificultad que supone clonar un perro, mucho mayor y costosa que el proceso necesario para un ratón o una oveja, como la pionera "Dolly".

Pero en este laboratorio han conseguido encontrarle a su trabajo de años, reconocido por publicaciones como Time Magazine o New York Times, una parte lucrativa; la venta de clones de perros fallecidos a sus apenados dueños. Este negocio se realiza a través de la empresa privada RNL Bio, que puede llegar a cobrar más de 100.000 dólares por cachorro, precio que no disuade a personas con grandes ingresos en todo el mundo.

Además, Lee y su equipo han conseguido con éxito clonar especies en peligro.


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